Se debe establecer una buena higiene oral o dental mediante la adopción de cuatro hábitos: cepillado, uso de hilo dental, enjuague y visitas regulares al dentista e higienista dental. También es importante controlar la ingesta de alimentos, aquellos que se encuentran en un potencial cariogénico, especialmente los azúcares, como la sacarosa o la glucosa, y evitar hábitos como los cigarrillos.